Déspues de almuerzo, me ponia soñoliento y onírico. Y tiraba una siesta como solapado.
Al lado mio no existian pupilos fijos, como en otros pupitres.
Muchos se sentaban por afiliación y apegos.
Me sentaba del lado izquierdo y pegado a la ventana de persianas.
Y a veces estaba sentado Sarmiento, Isabel o Hugo. No me recuerdo si alguien más.
El pupitre estaba muy hacia átras, lejos de la pizarra y recostaba la cabeza inclinada apoyada en los codos, como si estuviese leyendo.
Pero estaba echando una “zurna” de ampanga.
Una vez, el profesor de literatura Sanchez Cartas se percató que estaba dormido. Y me preguntó sobre la literatura de los Vedas de la India.
Existen cuatro Vedas en Sanscrito: El Rigveda, El Yajurveda, El Samaveda y el Atharvaveda.
La subdivisión que estaba impartiendo era el Rig Veda, uno de los más conocidos. Existen 108 Vedas.
La información era escueta en el libro, y habia oido a retazos entre dormido, algo de su plática.
Logré entretejer como una araña las ideas sueltas de manera tal que lo engatuse y salí del apuro.
Mientras el resto de la clase se reian burlonamente en el momento, que el dijo: Bueno Muñiz, ud debe de saber muy bien esto, por que se ha quedado dormido”
Entonces imaginense mi asombro, y de repente mi mente se puso en blancura total y al vació.
Empece por describir la riqueza antigua de la sagrada escritura y literatura antigua de la India. Como me fascina la historia, me dió por la vena del gusto.
Y me auxilie del Sánscrito y de la riqueza literaria. En fin logre contestarle la pregunta con certeza. Sin haber leido nada, ni prestarle atención o coger anotaciones.
Pero les confieso, no fue nada fácil. En varias ocasiones logré sobrevivir y escapar de la trampa capciosa.
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