Los pétalos de una Rosa o un Tulipán se ponen mustios un tiempo déspues que entregan su fragancia y vitalidad incondicional.
Asi en este Mundo la felicidad, el Amor, y la paz son vertiginosos e impermanentes.
Todo es éfimero en la corta vida terrestre y como las burbujas delicadas que flotan brevemente en el aire; estas se desvanecen en el espacio-tiempo del infinito.
Nada sobrevive a las olas implacables del océano, ni a los rayos intensos del Sol y ni a los latigazos de un viento colérico e implacable.
El alma immortal parece que como muere en agonia mientras la luz que un dia lo iluminaba, hoy la abandonan con su indiferencia.
Es como que cada fibra de sensibilidad y armonia ansian el descanso eterno; para poner fin a su sufrimiento.
¿Que otro derrotero es el más adecuado?
Es infructuoso tratar de guardarlo, pero al menos tampoco podemos dejar escapar un suspiro y una lagrima en homenaje a la memoria del olvido.
El desmemoriado es más feliz en su egoísmo, y sin percatarse que otro ser sufre en demasía; busca refugio en el silencio enaltecedor y no encuentra más que un hogar frio y abandonado.
La más bellas poesías, pinturas, esculturas y obras literarias, nacen de esa agonía. Y a veces se hacen clásicas e imperecederas.
Pero muchas terminan en el anonimato y solo Dios conserva su recuerdo.
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