El Malecón es mucho más que un Muro

El Malecón es un muro lleno de esperanzas, sueños e historias.

Es inspiración de poetas, músicos, locos, proxenetas, de niños y niñas con dulce inocencia juvenil, que se bañan en las pocetas, y que despreocupados del mundo, gozan de esa alegría que trae el agua y la aventura de las gotas al salpicarlos.

O tal vez el sueño del anciano que viaja al pasado; o del viajero curioso, que se enamora de su configuración arquitéctonica del genio de Wood y de las hermosas puestas del sol; mientras la brisa marina acaricia su rostro y despeina su cabello arreglado tal vez, en un baño de un Capri o Devauville.

Es la contemplación de un crónista de muchas épocas, que guarda en silencio los recuerdos en tiras de Carteles de papel amarillento de anticuario, que cuentan hechos de drama, tristeza, maldades y amores pasajeros.

En danza macabra las olas furiosas descargan su energía. Y bañan con su salitre al ras de las olas, las carrocerias de los sedanes ya abatidos por el tiempo; de Modelos y marcas Americanas, que son fantasmas del préterito, y que los Habaneros tildan hoy de “Almendrones”.

En momentos de quietud es fustigado por los rayos solares y en la penumbra de las noches, como cumbres borrascosas, la luz de la luna acaricia las curvas de las parejas desenfrenadas en frenesí, como sombras chinescas, ajenas a ojos indiscretos y sonrisas burlonas.

Y cuando los temporales azotan con sus gigantes olas, el agua intrépida y salobre invade por doquier las calles y las aceras, como cuando la Coléra de Aquiles se desbordó de furor y de nuevo se recrea la batalla imaginaria de los Aqueos del Rey Micenas, cual fantasmas extraidos de la Ilíada, en la guerra de Troya y que pelean en contra de los Espartanos invasores con escudo, lanza y coraza en mano.

Y las calles del Vedado se ven una vez más inundadas por el salitre y el agua que saltó el muro del Malecón.

El malecón es un espejo infinito de escenas que parecen repetirse, como atrapadas en el horizonte de un agujero negro.

Y que solo los Habaneros lo admiran con vehemencia; por su historia y belleza de una ciudad abatida por los hombres y la naturaleza siempre cambiante.

© All rights reserved Rigo Muniz

Vista Habanera del Malecón